El portero tampiqueño que jugará la Copa Libertadores 2025.

En el mundo del fútbol, las historias de legado familiar y conexiones inesperadas siempre capturan la atención de los aficionados. Tal es el caso de Juan Daniel Sandy Lazcano, un joven portero que, a sus 23 años, comienza a forjar su propio camino en el fútbol profesional.

Aunque muchos recuerdan a su padre, Marco Antonio Sandy, por su destacada carrera en la selección boliviana, pocos conocen la singular trayectoria de Juan Daniel, marcada por su nacimiento en México y su reciente debut en la Copa Libertadores.

Y nací, como ceiba del monte…

La historia de Juan Daniel comienza en Tampico, Tamaulipas, donde nació el 22 de octubre de 2001. Su padre, Marco Sandy, defensor central de gran renombre en Bolivia —recordado por su actuación en el Mundial de 1994 y múltiples ediciones de la Copa América— jugaba en aquel entonces para el Tampico Madero Fútbol Club propiedad de Don Óscar Hernández.

El paso de Sandy padre por la Jaiba Brava fue breve: disputó solo tres partidos oficiales en 2001 y estuvo marcado por una lesión. Sin embargo, su nombre ya era conocido en México desde años antes, y no necesariamente por motivos gratos. En la Copa América de 1993, celebrada en Ecuador, Marco Sandy estuvo involucrado —de forma completamente fortuita— en las dos lesiones más recordadas de ese torneo: la lesión de ligamentos de la rodilla de Claudio Suárez y la fractura de tibia y peroné del argentino Darío Franco, ambas provocadas por contactos con el central boliviano en la fase de grupos.

Fue durante su corta estancia en Tampico que nació su hijo, quien técnicamente podría ser considerado un futbolista “mexicano”, aunque su crianza y formación serían enteramente bolivianas.

Siguiendo los pasos de su padre

Inspirado por la carrera de su padre, Juan Daniel mostró desde joven una inclinación por el fútbol, pero no como defensor, sino como portero. Se formó en las divisiones inferiores del Club Jorge Wilstermann de Cochabamba, tierra de su padre, donde llegó a debutar en el primer equipo. Pronto llegaron llamados a selecciones bolivianas Sub-21 y Sub-23, lo que demuestra que su talento no ha pasado desapercibido.

El salto a San Antonio Bulo Bulo

En febrero de 2025, Sandy se unió al Club Deportivo San Antonio Bulo Bulo, un equipo joven del Trópico de Cochabamba que ha escalado rápidamente en el fútbol boliviano. Fundado en 1962 pero protagonista real recién en esta década, San Antonio logró el ascenso a Primera División en 2023 tras ganar su repechaje, y en apenas su primer año en la élite, clasificó a la Copa Libertadores 2025.

El 2 de abril, el equipo hizo su debut continental ante Olimpia de Paraguay en el Estadio Félix Capriles venciendo 3-2 al Olimpia de Asunción de Martín Palermo. Sandy no fue convocado para este encuentro.

Un vínculo con México… pero un camino propio

A pesar de haber nacido en México, Juan Daniel ha vivido y se ha formado en Bolivia. De hecho, no ha vuelto a Tampico desde aquel 2001 en que fue registrado en el sur de Tamaulipas. Recientemente renovó su pasaporte mexicano, un gesto que podría facilitarle oportunidades en clubes nacionales en el futuro, pero que no implica, por ahora, un acercamiento deportivo al Tri.

Su compromiso con Bolivia es firme. No solo representa al país en selecciones con límite de edad, sino que él mismo reconoce con claridad su identidad futbolística y afectiva con la nación andina, la misma que su padre defendió con gallardía en los 90.

Un guiño a los recuerdos

No deja de ser una curiosidad entrañable que un joven nacido en Tampico, con el ADN futbolero de su padre, esté disputando la Copa Libertadores. Un caso que recuerda al de Nathanael Revetria, hijo del uruguayo Hebert Revetria, también nacido en Tampico, y que años después siguió el camino del fútbol uruguayo, aunque hoy esté retirado y dedicado a representar futbolistas.

Juan Daniel Sandy Lazcano está apenas comenzando. Si su carrera sigue creciendo, podríamos estar viendo los primeros capítulos de una historia que, desde lo más profundo del Trópico boliviano, guarda un pedacito de esencia tamaulipeca.

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