21 de junio de 2025 | Redacción KirolTV
Esta semana, el debate lo encendió Andrés Vaca —sí, otra vez— al burlarse en redes de los 250 mil espectadores que Christian Martinoli y Luis García alcanzaron en una transmisión digital de la Copa Oro.
“¿250 mil es para hacer fiesta?”, escribió, contrastando con los 10.4 millones que tuvo TUDN en un México vs Surinam. “No estamos en la misma liga”, remató.
Tiene razón. No están en la misma liga.
Porque una cosa son los números, otra muy distinta es el peso del engagement.
Los 10 millones de TUDN son una cifra de audiencia por default: millones que encienden la tele para ver a la Selección porque “así se hace”, porque “siempre ha sido así”.
Pero los 250 mil que se conectaron al canal de Farsantes con gloria lo hicieron por ellos. Por Martinoli y García. Son fandom duro. Gente que buscó esa señal, esa narración, ese estilo, porque algo les sigue significando.
No es lo mismo sumar audiencia con el logotipo del canal que con el nombre propio.
Vaca —con todo respeto— debería saberlo.

Más que un pique personal, es una grieta generacional
Lo que hay detrás de esta disputa es una grieta más profunda:
La televisión de siempre (lineal, corporativa, de cifras millonarias) frente a un modelo donde el cronista deja de ser “empleado” y se vuelve propietario y administrador del vínculo.
Martinoli y García están narrando en YouTube porque Azteca no tiene los derechos de las dos competencias más importantes del verano, y está fuera de la repartición del pastel, por algo tan sencillo como que Azteca decidió no pagar.
Y no solo no pagó: tampoco produjo.
Porque —con todo el cariño y respeto— la transmisión que hicieron los Farsantes, está por debajo de lo que te arman de un día para otro Fedelobo o Davoo Xeneize desde sus casas.
Sin cámaras profesionales. Sin sonido balanceado. Sin overlays. Sin datos. Sin repeticiones. Sin reportero en cancha. Sin estructura. Algunos dirán: Si, pero sin comerciales casa 20 segundos, y aparte, todo eso yo no lo necesito... y también será válido.
Pero no podemos cerrar los ojos a la situación de la Televisora de Ricardo Salinas:
Azteca ya no va a los estadios.
Tiene pocos equipos, y estos son de los menos atractivos (por no decir más malos) de la Liga MX.
Vive de Viernes Botaneros, que es casi el único campo laboral que le ofrece a sus activos más rentables como lo son Martinoli, Luis García, Zague y Campos… Medrano, Warrior, Alvarito, y uno que otro más.
¿Y ahora? ¿Ahora ya ni siquiera transmite el partido?
Entonces, ¿qué queda?
Queda el grito, la ocurrencia, el cotorreo. A TV Azteca le quitas a estos 2-3, y te queda multimedios. Bolsa de chicharrones incluída. Y está bien si esa es la apuesta de los del ajusco, pero no da para burlarse del que aún conecta, o peor aún, del que todavía le invierte.
Ahora, que si algo tiene mérito en esta historia es que 250 mil personas decidieron buscar a dos tipos sin derechos, sin producción, sin canal… solo por escucharlos. Eso podrá gustar o no, pero también es comunidad. Es star power.
Y ojo: no todo es romanticismo. ¿Cuánto tiempo va a tardar la televisora en darse cuenta de Martinoli y García tal vez… solo tal vez, no la necesitan tanto? ¿Cuánto tiempo van a sentirse atados al Xolox vs Juárez de cada viernes, si podrían estar relatando Champions League?
Es válido discutir si los modelos de monetización funcionan, si el contenido es replicable, si hay espacio para algo más allá del grito y la anécdota.
Y para Televisa/TUDN, mandar a sus emisarios (no digo sicarios porque ese es otro tema) a reírse de 250 mil espectadores genuinos, orgánicos y voluntarios, dice más del que se queja que del que vió un nicho y lo explotó. Porque, si nos ponemos exigentes: ¿Cuántos de esos 10 millones vieron a TUDN por Andrés Vaca? ¿Y cuántos de esos 250 mil disidentes rechazaron verlo en TUDN justamente por él?

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