Stephen King escribió The Long Walk en 1979 bajo el seudónimo de Richard Bachman, pero verla hoy, en tiempos de polaridad y con voces que hablan del fantasma de un estado totalitario, se siente extrañamente actual. Francis Lawrence dirige una adaptación intensa, cruda y sin escapatoria.
La historia nos sitúa en unos Estados Unidos distópicos, donde cada año cincuenta jóvenes se enlistan voluntariamente para marchar sin descanso por la costa este. El punto de partida está claro, pero no la meta. La trampa: si bajan de 5 km/h reciben una advertencia; a la tercera, son ejecutados por el ejército que los escolta. La marcha solo termina cuando un único participante queda en pie, recompensado con un premio millonario y un deseo concedido por el gobierno.
Es imposible no pensar en Los Juegos del Hambre al leer la premisa, y no es casualidad que Francis Lawrence —director de cuatro entregas de esa saga, incluida La balada de pájaros cantores y serpientes— sea quien lleva este relato de King al cine. El propio autor reconoció haberlo escrito inspirado en Vietnam, entre 1965 y 1966, incluso antes de Carrie.
La película nos presenta a Ray Garraty (Cooper Hoffman, hijo del recordado Philip Seymour Hoffman), un joven idealista que tiene sus propios motivos para participar, más allá del dinero. Su relación con Peter McVries (David Jonsson) aporta humanidad y se convierte en el eje emocional de la historia. A su lado marchan personajes como Olson, Stebbins, Harkness y el antagonista Barkovitch, cada uno con sus formas de resistir, de romperse o de hundirse en la violencia del camino.
A lo largo de cientos de kilómetros y varios días, Lawrence construye un relato introspectivo y filosófico sobre la vida, el esfuerzo, la camaradería y la supervivencia. La marcha revela lo mejor y lo peor de los valores americanos: ideales, trabajo en equipo, pero también egoísmo, insensibilidad y violencia institucional. Para el público que observa el evento como espectáculo, es entretenimiento; para los caminantes, es una prueba de resistencia que roza lo inhumano.
La fotografía es, quizá, el mayor valor de producción: carreteras interminables, paisajes áridos, cuerpos exhaustos. Las actuaciones de Hoffman y Jonsson destacan por su contraste: opuestos, pero hermanados en el dolor. Judy Greer, como la madre de Garraty, transmite angustia y ternura, mientras que Mark Hamill interpreta al Mayor como un militar cuadrado y obsesivo, con frases hechas que motivan más al sistema que a los jóvenes. Eficaz, aunque en ocasiones caricaturesco.
A diferencia de otras obras de King, aquí no hay elementos sobrenaturales. Es un horror humano, más cercano a Sueños de fuga o Dolores Claiborne, pero con violencia física y emocional que no escatima. Una caminata que inspira, asusta y refleja lo absurdo de un sistema que reduce la vida a un espectáculo cruel.
No es menor recordar que este año King ha tenido múltiples adaptaciones: The Monkey, La vida de Chuck y la próxima Running Man, que en 1987 tuvo a Schwarzenegger y ahora contará con Glenn Powell. The Long Walk se suma a esta lista, demostrando que la obra del maestro del terror sigue vigente… y con mucha, muchísima, marcha por delante.
Calificaciones
- Mi calificación: 7/10
- Rotten Tomatoes: 88 %
- IMDb: 7.1/10
Ficha técnica #eCine
The Long Walk (Camina o muere).
Dir. Francis Lawrence. Con Cooper Hoffman, David Jonsson, Garrett Wareing, Charlie Plummer, Judy Greer y Mark Hamill. EE. UU., 2025. 108 minutos. Clasificación R.

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